La adaptación de la caricatura de culto, Avatar: El Último Maestro del Aire desperdicia el riquísimo potencial de su material de origen, la popular serie de dibujos animados. A pesar de sus espectaculares efectos especiales y el mundo nuevo creado en CGI, resulta en una película con una historia incomprensible, el diálogo es pobre y da risa, y las demás escenas no se disfrutan con un frío sentimiento de desapego. Mal casting, la dirección de pena ajena. Actuaciones exageradas, estructura narrativa atropellada.
A mitad de la película, emputado, me quería salir de la sala.
1 comentario:
¿qué esperabas de un director tan pero tan tan tan pobre???
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