Cuando escuché sobre una precuela del Planeta de los Simios, no evité recordar el gran fracaso que fue la versión chafa de Burton. Después del último intento que sólo provocó la ira de los fanáticos, las posibilidades de una nueva cinta fueron desechadas junto con el ridículo final alternativo del chango con cabeza de Abraham Lincoln.
Las esperanzas resurgen con esta versión que supera las expectativas a base de un excelente trabajo que hace la producción por hacer de los simios sean auténticos personajes capaces de iniciar una revolución. No muy afortunados resulta los actores humanos que si en algo acertaron es en justificar nuestra decadencia como la especie dominante del mundo, pero no es del todo su culpa, si no del libreto que nada más es un conjunto de justificaciones para lograr la gran rebelión, no existe ningún dialogo que sobresalga , o algún dilema ético y moral que implica desafiar a la naturaleza, aunque se trata de suplir con una breve advertencia por parte de Freida Pinto que de nada sirve y resulta ser como un zumbido de mosca fácilmente ignorado.
Existen tres elementos que sobresalen en lo que pudo haber sido un desastre: la compañia encargada de los efectos visuales WETA, la dirección de Rupert Wyatt y el talento de Andy Serkis.
Sin duda que la compañia de George Lucas a sido superada por el equipo de neozelandeses que nos ha sorprendido de nuevo no sólo con amontonar pixeles, si no con verdaderos personajes capaces de transmitir sus alegrías y miedos. En lo que otros han fallado, aquí a sido un acierto: sabía quienes eran los héroes, las víctimas y los villanos; a cada uno de los monos se les ha dado características que nos permitan identificarlos, claro que no es muy difícil distinguir entre un orangután y un gorila, pero sus motivaciones si lo fueron y son sorprendentes al momento de la batalla por la libertad. No todo es perfecto, llegan a existir momentos, en especial con las escenas de acción que aún no logran convencer pero comparado con todo lo demás que puede pasar como trabajo novato en alguna laptop, creanme que estos efectos visuales son de lo mejor que hay que no sea por James Cameron para Avatar.
La dirección de Rupert Wyatt se resiste a ofrecernos las mismas tomas y momentos artificiales del montón, para contenerse durante la mayoría de la cinta hasta su inevitable desenlace que resulta ser más emocionante que cualquier aglomerado de explosiones que hemos visto este verano. Hacia tiempo que no me sorprendía tanto las escenas de acción y eso se debe a que te importa lo que les sucede a los primates.
La estrella principal es el chimpancé llamado César, interpretado por Andy Serkis, quienes ustedes recordaran por darle vida a Golum. Es sorprendente lo penetrante que resulta el lenguaje visual y al mismo tiempo conmovedor como se desarrolla su destino de experimento a llegar ser líder de una revolución. No se que haya hecho Serkis, lo cierto es que te llegas a olvidar que es una creación digital. A VER SIN FALTA!
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